La chinchilla es un mamífero, roedor histricomorfo de la Familia Chinchillidae, que es endémica de Sudamérica. Se pueden distinguir dos especies: Chinchilla brevicaudata, que se distribuye en la zona cordillerana del norte de Chile, noroeste de Argentina, suroeste de Bolivia y sur del Perú, y la chinchilla costina o Chinchilla lanigera, que es exclusiva de Chile. Originalmente, esta última especie se encontraba en Chile en forma silvestre desde la II a la VII Región, pero en la actualidad sólo existen pequeñas colonias silvestres aisladas al norte de Illapel y en el sector de La Higuera, IV Región.

En 1983, se crea la Reserva Nacional Las Chinchillas, en Aucó, IV Región, Chile, en cuyas 4.229 há. se protegen, investigan y recuperan las últimas poblaciones de Chinchilla lanigera en estado silvestre. En el año 1992 la población de esta especie no superaba a los 6.000 ejemplares.

Este roedor destaca por su hermoso pelaje, por lo que, desde tiempos remotos, su piel fue muy requerida. Investigaciones arqueológicas han demostrado que ya los Incas la usaban como atuendo en sus trajes ceremoniales.

Posteriormente, la piel fue llevada a Europa por los conquistadores españoles, lo que significó un aumento indiscriminado de su caza, llegando casi a la extinción de este roedor. A principios de siglo, los gobiernos de Chile y Argentina dictaron leyes de protección para restringir su caza, con el objeto de evitar la desaparición de la especie.

En el año 1923 se transportaron a California (U.S.A.) 11 ejemplares de Chinchilla lanigera , provenientes del desierto chileno, dando inicio así, a la explotación comercial de la chinchilla. Después de un largo período experimental de mejoramiento genético de esa especie mediante cruzas con la Chinchilla brevicaudata, se logró obtener un animal más grande y dócil, de mayor fertilidad y prolificidad y con una excelente calidad de piel.

Los reproductores, utilizados principalmente en Chile, son traídos desde Estados Unidos, Canadá y Argentina, correspondiendo a híbridos entre las dos especies ya mencionadas. Sin embargo, se sigue utilizando la denominación de Chinchilla lanigera para estos animales.

La piel de la chinchilla es considerada entre las más finas de las especies peleteras, debido principalmente a su densidad, vistosidad, finura, suavidad, largo, color y tonalidad. Histológicamente es posible observar 60 mil fibras de entre 6-8 micrómetros por cada pulgada cuadrada de piel, lo que le confiere una gran densidad pelífera.

Actualmente, existen criaderos de chinchilla en casi todos los países desarrollados, siendo los principales productores del mundo: Estados Unidos, Canadá, Alemania, Dinamarca e Italia y en latinoamérica, México, Argentina, Brasil y Chile. En nuestro país existen criaderos, que se distribuyen desde la IV a la IX región.

La crianza de la chinchilla se rige por los mismos fundamentos productivo-económicos que cualquier otra explotación animal. Sus ingresos están dados principalmente por la venta de pieles y en segundo lugar, por la de animales vivos. Respecto de la primera, el número de pieles vendidas depende, fundamentalmente, del total de crías nacidas en el plantel, así como también, de la calidad de piel lograda. Estas variables se encuentran en óptimo nivel en los criaderos chilenos.

En la Región Metropolitana (RM), existe un organismo con personalidad jurídica, cuyos objetivos son difundir y fomentar los conocimientos técnicos relacionados con la crianza y explotación de este animal. Este organismo, denominado 'Instituto de la Chinchilla', reune a 20 planteles (RM) dedicados a la explotación comercial de la especie.

Las pieles producidas por los criaderos chilenos, asociados al Instituto de la Chinchilla, son de alta calidad y en algunos casos sobrepasan los estándares internacionales. La totalidad de estas pieles son exportadas y comercializadas por un 'broker' canadiense.

Las pieles se obtienen de animales de 10 meses de edad, aproximadamente. La cosecha se efectúa entre julio y diciembre, siendo lo óptimo en primavera y la más inadecuada en marzo y abril.

Las pieles se exportan en forma cruda, es decir, que una vez cosechadas se dejan secar a temperatura ambiente y a la sombra, para posteriormente ser trasladadas y conservadas en cámara fría. El proceso de curtido no se realiza en Chile y generalmente se efectúa en U.S.A., para luego ser comercializadas a peleterías de todo el mundo.

De acuerdo al precio, según el Banco Central de Chile, se distinguen tres categorías de pieles:

i) de primera: aquellas que alcanzan precios sobre 35 dólares la pieza, ii ) de segunda: las que se cotizan entre 20 y 35 dólares y iii ) de tercera: las que no superan los 20 dólares por unidad.

Hoy en día, existe interés por recopilar información biológica sobre esta especie. Principalmente, en relación a sus características reproductivas, con el objeto de optimizar su explotación racional y consecuentemente, incrementar el número de pieles producidas anualmente por los planteles comerciales. De este modo, se pueden aumentar los ingresos totales, sin poner en peligro de extinción a la especie.

Es así como, en la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias de la Universidad de Chile, Los autores están realizando diversos trabajos científicos destinados a conocer algunos aspectos reproductivos del macho de la Chinchilla lanigera en cautiverio. Producto de estas investigaciones se ha podido determinar, a través de análisis morfométrico, anatómico e histológico de las gónadas y glándulas anexas . que esta especie presenta una estacionalidad reproductiva, que alcanza su máxima actividad en invierno (junio-julio) y la menor en verano. con un estado de reposo gonadal. casi total, durante el mes de febrero. Resultados preliminares sobre las glándulas anexas sugieren una correlación con la función testicular. Además, se han realizado determinaciones de concentraciones de testostena plasmática que estarían reforzando los resultados ya señalados.