La Universidad de Chile ha entrado en un importante proceso de reflexión y análisis de su quehacer interno y también de su entorno. Parafraseando a su rector Don Andrés Bello, la Universidad asume su rol trascendente de establecer nuevos escenarios que le permitan seguir avanzando institucionalmente en un escenario cada vez más complejo y dinámico.

Nuevamente, la Universidad de Chile se transforma en la institución que abre espacios de discusión no sólo de su propia realidad sino genera el debate nacional sobre los temas del futuro.

Cuestiones como las relaciones Estado-Universidad, el rol de las Universidades Estatales, los mecanismos de financiamiento, el desarrollo de las ciencias, las humanidades, el arte, los desafíos de la innovación tecnológica, en definitiva el papel que debe cumplir la Universidad de Chile en el devenir de la cultura nacional, son cuestiones que deberemos seguir profundizando.

Al mismo tiempo, aspectos de la gestión universitaria deberán ser abordados con seriedad y audacia. En estos términos, será nuestra obligación establecer mecanismos de participación y diálogo respetuoso que aseguren que la Universidad siga siendo una institución de la más alta calidad académica. En este sentido cualquier modelo de gestión deberá reconocer en sus profesores y académicos destacados, los que tendrán que resolver cuestiones de fondo, establecer sus misiones y roles, establecer mecanismos tendientes a optimizar recursos, diseñar nuevos escenarios de vinculación externa, interesar a los mejores estudiantes.

En una palabra, seguir siendo los mejores.

Para lo anterior es necesario asegurar y preservar la calidad académica por sobre todo.

Pero lo anterior es imprescindible con el concurso y voluntad de todos.