Existen diversos factores que dificultan la productividad de la ganadería, siendo las enfermedades parasitarias uno de los principales. Aunque algunas no ocasionan altas mortandades, provocan debilitamiento y atraso en el desarrollo de los animales, lo que se expresa en una baja en la producción de carne, leche y lana.

A continuación describiremos algunos aspectos de la fasciolasis (o distomatosis), enfermedad parasitaria ampliamente distribuída en nuestro país y que ocasiona grandes pérdidas económicas a la ganadería nacional.

La fasciolasis es producida por la Fasciola Hepática, un gusano aplanado de color café, de unos 23 cm. de tamaño. Este parásito se localiza en el hígado de vacunos y ovinos, pero puede encontrarse en otras especies animales como cabras, caballos, cerdos, conejos, camélidos e inclusive el hombre.

Evolución del parásito

El gusano adulto pone sus huevos en los conductos biliares de los animales, desde donde pasan junto a la bilis al intestino para su posterior eliminación al medio ambiente a través de los excre­mentos. Si los huevos caen en un medio húmedo, evolucionan y dan nacimiento a una larva (miracidio), la que busca a ciertos caracoles de agua dulce (limneas) que actúan como sus huéspedes intermediarios. Dentro del caracol se originan nuevos estados larvales, los esporoquistes, redias y cercarias. Estas últimas abandonan los caracoles y se enquistan como metacercarias en el pasto. El ciclo continúa cuando los animales comen estos pastos y dejan en libertad formas juveniles del parásito. Estas perforan las paredes del intestino y emigran a través del peritoneo hasta alcanzar el hígado de los animales. Luego reptan por unas 6 semanas el espesor de ese órgano y al cabo de unos 75-90 días ya se encuentran los gusanos adultos en los conductos biliares.

Aspectos clínicos

La fasciolasis puede producir cuadros clínicos de intensidad muy variable. Ellos pueden ir desde los clínicamente asintomáticos hasta cuadros graves y aún mortales. La gravedad depende del número de parásitos así como del estado evolutivo de ellos.

Se presenta una fasciolasis aguda cuando se consumen pastos intensamente afectados con metacercarias en un breve período de tiempo. Este tipo de fasciolasis se debe a las lesiones producidas por formas juveniles al migrar a través del espesor del hígado, lo que conlleva a hemorragias intensas, anemia, presencia de líquido sanguinolento en la cavidad abdominal y muerte en los casos más graves. Cuadros agudos se observan principalmente en ovinos, siendo muy raros de encontrarse en vacunos.

Por otra parte, la ingesta constante de metacercarias en pequeñas cantidades diarias producen una fasciolasis crónica. Este tipo de fasciolasis es producida por las formas adultas presentes en los conductos biliares. Se observa una pérdida gradual de la condición general de los animales, anemia, edema subcutáneo, baja en la productividad, decaimiento, enflaquecimiento, etc.

Distribución de la fasciolasis

Las infecciones por F. hepática en bovinos, ovinos y caprinos son frecuentes en todas las regiones del país a excepción de la XII. Sin embargo, se presentan zonas más afectadas, como son las comprendidas entre la IV y la XI región. Estas diferencias se expresan en la Tabla 1, la que ha sido confeccionada con los informes de decomiso de hígados en los mataderos del país durante 1987 (Fuente: Ministerio de Salud, Circular N° 502, Depto. de Programas sobre el Ambiente, 1988). Si bien los porcentajes observados en la Tabla 1 no corresponden con exactitud a cada región, ellos permiten interpretar la distribución de la infección dentro del país.

Impacto económico

Se considera que los decomisos de hígados en los mataderos corresponden a una pequeña parte de todas las pérdidas producidas por la fasciolasis. Según la Tabla 1, en 1987 se eliminaron en nuestro país 213.921 hígados de vacunos, lo que representa a un peso promedio de 5 Kg cada uno, aproximadamente 1.070 toneladas. Si a ello se le suman los 33.508 hígados decomisados de ovinos y caprinos, significan aproximadamente 24 toneladas más (calculado a 0,700 Kg por animal). O sea, sólo en hígados decomisados se perdieron 1.094.000 Kg. Los cuadros agudos producen una alta mortalidad en ovejas. Estas pérdidas son dependientes de la situación particular de cada predio y por lo tanto son imposibles de medir en el sentido general para el país. Por fortuna, la distomatosis aguda raramente se presenta en vacunos. Sin embargo, individualmente algunos animales pueden sufrirla.

En los cuadros crónicos, se observa objetivamente una disminución de la producción ya que por lo general va acompañado de un evidente enflaquecimiento. Existe poca información acerca de las pérdidas económicas por baja de peso en los animales y las pocas que hay indican cifras muy variables dependiendo del grado de infección y la calidad de la alimentación. Sin embargo, ninguna indica una disminución menor a un 6% en la ganancia de peso diaria. Algunos indican que ella puede llegar hasta un 28% en animales altamente parasitados. También los estudios indican disminuciones desde un 7% en la eficiencia de conversión alimenticia. Todo ello eleva los costos de alimentación y por consecuencia disminuyen las ganancias de las empresas pecuarias. Es difícil estimar las pérdidas que interpreten la realidad nacional. Sin embargo, entregamos algunos antecedentes que ayudarán a aproximarse a ellas. De acuerdo a la Tabla 1, en 1987 se beneficiaron 680.440 bovinos, 868.000 ovinos y 20.406 caprinos de los cuales 213.921, 30.607 y 2.901 respectivamente estaban parasitados con F, hepática. El promedio de peso de la canal de los bovinos en los mataderos es de aproximadamente 260 Kg., el de ovinos 16 Kg. y el de caprinos 6 Kg. Si consideramos en forma bastante conservadora que se produjo en algún momento una pérdida promedio de un 10% en el peso de los animales parasitados, se debe suponer que se perdieron 26 Kg., 1,4 Kg. y 0,7 Kg. de peso en cada vacuno, ovino y caprino respectivamente. O sea, tan sólo tomando en cuenta los animales beneficiados se habrían perdido 5.668.040 Kg. (5.668 toneladas). Naturalmente, esta no es una cifra exacta ya que existen muchas variables en juego. Sin embargo, puede considerarse una buena aproximación.

Ahora, si se proyectan las cifras de la Tabla 1 a toda la masa de animales del país, lógicamente las pérdidas por concepto de producción de carne aumentan considerablemente. Así por ejemplo, de los 3.200.000 bovinos existentes en el país (descontando los de la XII Región que está libre de infección), existirían aproximadamente 1.000.000 (31,1%) parasitados y por lo tanto, sufriendo en promedio un 10% de pérdida de peso en algún momento de su vida.

Además de la disminución en la producción de carne, se describen bajas en la producción y calidad de la leche, motivo por el cual en otros países se castiga el precio de este producto en animales parasitados. También la baja en la producción láctea es variable, pero en estudios realizados con diferentes diseños, se estima que ésta podría ser de alrededor de un 15%.

Hay otras pérdidas muy difíciles de evaluar como son por ejemplo, las que se producen en producción de lana, en fertilidad, en reducción de peso al destete, en número de corderos destetados, en gastos en antiparasitarios, etc., por lo que las cifras de pérdidas son aún mucho mayores.

Tratamientos y medidas de control

Para controlar la fasciolasis se deben tomar medidas pertinentes a cortar el ciclo evolutivo del parásito. Dentro de estas medidas están el control de los caracoles huéspedes inteimediarios y el uso oportuno de antiparasitarios en los animales vertebrados.

Control de caracoles

A pesar que las estrategias para eliminar los caracoles son de difícil ejecución, por lo menos se deben aplicar aquellas que permitan disminuir su cantidad. Los resultados óptimos se logran sólo en los terrenos de secano en los cuales los cursos de agua proceden de vertientes que nacen en la misma propiedad agrícola. En terrenos de riego, las medidas por lo general son poco eficientes sobre todo porque los propietarios vecinos no aplican las medidas de control, de tal manera que ellos mantienen caracoles que llegarán por el agua a reinfectar las acequias tratadas.

Las áreas con humedad favorable para el desarrollo y supervivencia de los caracoles debe drenarse. El gasto por drenaje es alto pero se realiza una sola vez. Representa un muy buen aporte a corto y largo plazo para el control de la fasciolasis, lo que justifica la inversión. Si el costo es muy elevado y poco práctico, se puede recomendar cercar las áreas húmedas, lo que lamentablemente no es aceptado por la mayoría de los ganaderos, ya que en esos lugares generalmente tienen los mejores pastos.

También deben limpiarse permanentemente los canales y acequias de irrigación. Ellas deben mantenerse con sus paredes rectas y profundas para evitar al máximo la salida de los caracoles a las empastadas.

El uso de molusquicidas es bastante recomendable, en especial en terrenos de secano ya que la perspectiva de limitar la cantidad de caracoles es más factible que en los de riego. El molusquicida más empleado es el sulfato de cobre. En la región central de nuestro país se recomiendan por lo menos cuatro aplicaciones al año: dos en primavera (octubre y noviembre) y dos en otoño (marzo y abril), separadas cada una de ellas por 15 a 30 días ya que el sulfato de cobre no es capaz de matar los huevos de los caracoles (no es ovicida) y por lo tanto de los que quedan en el terreno nacerían nuevos ejemplares.

Uso del antiparasitario

Haciendo abstracción de las medidas de control del ambiente en que viven los animales, así como de los caracoles, el uso de antiparasitarios en todos los animales parasitados por F. hepática sigue siendo la medida más práctica para controlar la fasciolasis.

Básicamente se deben aplicar antiparasitarios para evitar o disminuir la carga parasitaria en todos los animales con objeto de reducir la contaminación de los potreros con huevos de F. hepática y por lo tanto en forma indirecta la contaminación de pastos con metacercarias. Para ello se deberían aplicar los antiparasitarios lo más a menudo posible. El ideal sería administrarlos cada dos meses; sin embargo, entendiendo que en muchos predios esto no es posible, se puede sugerir como una forma alternativa para la VI, VII y VIII Región, dos aplicaciones en el año (una a fines de diciembre o principios de enero y otra a fines de abril o principios de mayo). Existen varios antiparasitarios eficientes contra la F. hepática, los que en su mayoría están disponibles en el mercado nacional. El análisis de los beneficios que cada producto tiene (eficiencia contra estados adultos y/o juveniles, costos, toxicidad, inocuidad, facilidad de administración, etc.) así como su prescripción deben ser realizadas por profesionales idóneos capaces de seleccionar el fármaco apropiado para el momento y propósito que se desea satisfacer.

Tabla 1: Distrbución regional y porcentaje de bovinos ,ovinos y caprinos detectados positivos a F hepática en los mataderos del país , año 1987

Regiones

Benefi-ciados

Bovinos Infectados

%

Benefi-ciados

Ovinos Infectados

%

Benefi-ciados

Caprinos Infectados

%

I

6.566

630

9.6

5.229

394

7.5

572

43

7.5

II

10.577

3.105

29.3

1.910

110

5.8

802

63

7.9

III

8.377

1.799

21.4

1.746

367

21,0

1.359

160

11.8

IV

13.010

7.126

54.7

4.648

699

15,0

7.146

1.568

21.9

V

49.763

12.826

25.7

9.192

645

7,0

8.131

899

11.1

Metropol.

287.598

54.107

18.8

149.743

12.230

8.2

2.133

86

4,0

VI

29.269

14.238

48.6

24.715

1.410

5.7

36

0

0,0

VII

43.092

37.844

87.4

14.812

2.357

15.9

178

77

43,3

VIII

63.426

48.257

76,0

34.306

6.482

18.9

11

3

27,3

IX

32.127

10.450

32.5

10.195

3.894

38.2

4

2

50,0

X

114.209

21.754

19,0

11.561

149

1.3

34

0

0,0

XI

4.221

1.785

42.2

22.442

1.870

8.3

0

0

0,0

XII

18.205

0

0,0

578.101

0

0,0

0

0

0,0

Total

680.440

213.921

31.4

868.600

30.607

3.5

20.406

2.901

14.2