La evolución de las ciencias naturales ha sido un continuo desde las ideas de Francis Bacon, donde se buscaba clasificar sistemáticamente objetos y hechos en la naturaleza para luego inferir principios generales desde grupos (de objetos o hechos relacionados de alguna forma en particular) hasta el mundo de hoy donde los principios de Galileo estan vigentes, buscando en la manipulación de condiciones particulares de un fenómeno los efectos que se espera deberían producirse. Esto es lo que se llama el método experimental, descrito más precisamente como el método hipotético-deductivo para diferenciarlo del anterior, principalmente inductivo. Sin embargo hoy se acepta, sin muchas dudas, que las ideas más brillantes frecuentemente se han producido a partir de 'chispazos' de imaginación que provienen del mundo de la intuición.

Tanto la descripción de fenómenos naturales como la precisa manipulación de alguno de sus componentes para realizar un análisis profundo del 'cómo funcionan las cosas' son reconocidos elementos en el juego del científico. Sin embargo, sólo la capacidad intuitiva, imaginativa, creacionista, ha sido capaz muchas veces de visualizar el fenómeno, allí donde nadie fue capaz de darse cuenta que existía. Así por ejemplo, nada más equívoco que la idea de equilibrio natural elaborada por los primeros ecólogos en la década de los cincuenta. La 'tranquilidad' de los bosques la aparente rutina del pasar de los días en los sistemas naturales, los ciclos de las poblaciones, dieron pie para hablar de 'sistemas en equilibrio' o sistemas predecibles. Sin embargo, el análisis más fino permitió comprobar que en la naturaleza no existe tal equilibrio. Nada está en equilibrio; todo lo vivo esta siempre cambiando, mueren individuos, nacen otros, las poblaciones crecen rápida o lentamente, a veces se estancan. Hay ecosistemas que desaparecen, los sapos declinan en todo el mundo y nadie sabe el por qué; aparece un virus donde nunca se lo detectó, hay plantas que florecen de repente, las oscilaciones del cambio climático 'el Niño' no son regulares. Lo anterior es demostrativo de que en verdad estamos frente a un caos en la naturaleza y este 'patrón' de variaciones, superpuestas unas con otras, genera un modelo de aparente equilibrio. La base de la actual teoría de caos es justamente este conjunto de variaciones de las cuales sólo su promedio puede ser predecible. Y esto se aplica a todo el ámbito de las ciencias naturales, enmarcadas hoy en un análisis cada vez más reduccionista, esto es, la búsqueda de las respuestas en los fenómenos bioquímicos y moleculares. Lo que ayer por ejemplo, frente a la actitud protectora de una rata hembra con su camada, se explicaba como una conducta innata propia de los vertebrados, hoy puede asociarse con la presencia o ausencia que de un gen cuyo producto de expresión se inserta en una red de procesos que determina la aparición, o no, de esa conducta. (Brown et al. 1996)

El reduccionismo ha impactado profundamente el campo de las llamadas ciencias naturales (la evolución, zoología, botánica, etología etc). Este método ha resultado exitoso no sólo en las innovaciones metodológicas que ha introducido periodicamente, sino en la cantidad de información que ha producido, aún cuando la abundancia de información puede constituir un problema (Gallagher y Appenzeller,1999). Cierto es que antiguas preguntas descriptivas siguen vigentes, pero estamos hoy mas cerca de responderlas por esta vía que por otras (¿Qué es la memoria?, ¿Es el lenguaje un órgano? ¿Es la conciencia un órgano? ¿Cómo se estructura una población?). El reduccionismo consiste en buscar en las interacciones moleculares la respuesta a todos los problemas de la biología, independientemente del nivel de estructuración de la materia viva. Esta manera de abordar los problemas esta muy bien reseñada en el aforismo que dice 'que el todo no es más que la suma de las partes' (si se suman efectivamente todas las partes) (Ureta, 1989).

Pareciera que el reduccionismo es un invitado de última hora al banquete de las ciencias naturales, a pesar que constituye sólo una manera más de mirar a los fenómenos naturales; de este modo resulta majadero e inconducente hacer una división tan artificial como inútil entre reduccionismo y ciencias naturales. Las interacciones entre el reduccionismo y las llamadas ciencias naturales no son nuevas. A modo de ilustración, en un notable ejercicio de anticipación, Edward Wilson en 1975 afirmaba que ...'aunque se dice que la biología del comportamiento es un campo unificado, en la actualidad emerge a partir de dos disciplinas distintas centradas en la neurofisiología y la sociobiología. La creencia convencional habla también de la etología, que es el estudio naturalista de patrones completos de comportamiento animal, y de la sicología comparada como los campos centrales unificadores de la biología del comportamiento. En realidad no lo son; ambas están destinadas a ser canibalizadas por la neurofisiología por un lado y por la ecología del comportamiento por el otro'.... 'Los patrones de comportamiento serán explicados inevitablemente dentro del marco de la neurofisiología integrativa, que clasifica neuronas y reconstruye los circuitos, y por la fisiología sensorial que caracteriza los transductores celulares al nivel molecular' (Wilson, 1980). Por otro lado, la evolución, el origen de lo vivo y el origen de las células, son problemas en los cuales los métodos reduccionistas han hecho aportes significativos. Instituciones respetablemente naturalistas como el Smithsonian Museum se han provisto de laboratorios de biología molecular. Las llamadas ciencias naturales han pasado de la etapa contemplativa a una etapa más activa en que el problema no es describir una fenomenología sino preguntarse por sus causas e intervenir en ellas.

Enfrentados a este escenario, donde la zoología, la evolución, la botánica, entre otras ciencias naturales, pasan a ser conjuntos de fenómenos explicables por relaciones genéticas cada vez más complejas, el mundo de las ciencias biológicas tropieza con diversos problemas, algunos de ellos de muy dificil tratamiento. Uno de estos es axiológico: la contradicción vital que aparece entre biología y moral, entre ciencia y religión, entre genética y sociedad. ¿Pueden coincidir un político, un sacerdote, un arquitecto, con un biólogo que afirme que para lograr el desarrollo de la población de Isla de Pascua, hay que partir de la base que una población natural, humana o no, 'no es más que un conjunto variable de genes' que codifican tanto aspectos fisiológicos como conductuales y por tanto los cambios que puedan producirse en las frecuencias génicas provocarán cambios importantes en tal población isleña?. Otros problemas actuales derivados del aumento de complejidad que se descubre cada día en los sistemas naturales y que deben resolver los propios científicos, son la imperfección de la ciencia, esto es, la dificultad para realizar ciertos experimentos o la falta de controles en otros, los fraudes científicos producidos por la carrera para obtener fama o poder, la variación dinámica de la naturaleza que no acepta estudios de corto plazo y muchos otros problemas de diversa índole (Davis, 2000).

En el ámbito del análisis integrado, ha surgido la Ecología como ciencia capaz de interpretar fenómenos globales y de entregar respuestas acerca del funcionamiento de sistemas complejos, valiéndose muchas veces de las herramientas reduccionistas. Así una interpretación sobre dispersión evolutiva de ciertos parásitos en ambientes tropicales, puede ser mejor entendida con complejos analisis multivariados (propios del análisis integrado) que proponen agrupamientos en función de análisis genéticos (análisis reduccionista) de diversos representantes de grupos de parásitos. Sin embargo la Ecología, como un esfuerzo de síntesis, no se escapa de grandes problemas, en particular cuando se considera la integración del ser humano en los ecosistemas.

La capacidad del ser humano para hacer cosas, para modificar los sistemas, para destruír a niveles extremos o construír a iguales niveles, lo hace una especie cultural única y por ello, la incorporación del ser humano dentro de la ecuación de la naturaleza, significa aumentar enormemente la cantidad de conocimiento sobre los sistemas (Castilla, 1999). Lograr descubrir sus roles ecológicos y los modos de regularlos conectarán más fácilmente las Ciencias Sociales con la Ecología. El ejemplo más claro de esto es aportado por el mismo Castilla. En el estudio de los sistemas litorales se ha avanzado mucho, determinando comunidades de organismos, relaciones entre ellos, cuáles son especies claves en los sistemas, qué factores operan modificando abundancias y distribuciones, etc., etc. Todo este conocimiento ecológico se aplica al manejo de recursos marinos de litoral. Sin embargo, cuando se introduce la variable actividad humana en el litoral, todos los resultados son diferentes. El hombre como depredador y el hombre como perturbador son entidades cuantificables y el resultado final de esas investigaciones ha significado cambios en varios titulos de la ley de Pesca chilena de 1991 y ha servido para entender que la Ecología hoy es una herramienta eficaz para proponer manejo de recursos planetarios, si no se olvida que el hombre es un elemento más dentro del sistema y no fuera del mismo.

Las ciencias naturales de hoy, ya no describen. En su lugar, analizan, proponen y se relacionan. La Ecología crece gracias a la incorporación de la matemática y la informática. La zoología y la botánica no se separan de la genética y de la biología molecular. La teoría de caos, proveniente de la física permite entender mejor la variabilidad ambiental y sobre esa base, la ecología mejora su nivel predictivo. La conducta hoy es principalmente neurobiología y detrás de todo las moléculas, como invitados de piedra a la fiesta de la biología, esperan con paciencia su turno en el baile. Todas bailan, más temprano que tarde, porque hemos de reconocer que hoy las explicaciones del cómo funciona la naturaleza eliminaron definitivamente los términos medios. Hoy, los fenómenos 'macro' y de largo plazo, permiten entender la evolución de la vida en el plano de las poblaciones y del paisaje. A nivel reduccionista por otro lado, los genes y las codificaciones muchas veces 'esotéricas' que son su resultado final, permiten entender las interacciones más complejas dentro o entre especies. Estos niveles de complejidad se han prestado para especulaciones diversas que tienen poco sentido práctico como por ejemplo: si la vida es una improbabilidad en el cosmos, ¿cual es la probabilidad que por un fenómeno caótico se extinga de este planeta? O, por otro lado, si la conducta final de un individuo (amor, odio, violencia, pasividad) es explicada por los códigos inscritos en determinados genes, ¿quiere decir entonces que los criminales, los mentirosos, los amantes impenitentes, están previamente codificados y por ende, están genéticamente obligados a ser lo que son?

Hoy el problema mayor para las ciencias naturales proviene de la bioética. Los clones de seres humanos parecen una realidad inminente en el mediano plazo. A la luz de lo que hoy se sabe la pregunta acerca de si debemos, o no, donar seres humanos, debe reemplazarse por ¿Qué vamos a hacer cuando los clones de seres humanos sean una realidad con la cual debemos convivir?. Si el amor a la cría esta determinado por la mayor actividad de una proteína codificada por un gen, ¿deberemos manipular tal gen, para evitar la violencia con los niños en países como Chile que detentan las tasas más altas de esa violencia?¿, Podré elegir genes para mis hijos en la farmacia del barrio? ¿,En que continente deberemos frenar el crecimiento de la población mundial? ¿De qué manera?. Jeremy Rifkin afirmaba en los 80 que 'para nuestros hijos mañana, la naturaleza no será algo donde ellos han nacido, sino algo que ellos programarán' ¿Qué tan cierta es esa frase a inicios de este tercer milenio?

Finalmente, en este imponente y aplastante avance exponencial de las ciencias biológicas, aparece un nuevo peligro dentro de la contradicción vigente entre los países del norte y los del sur, entre los ricos y los pobres. Como los recursos naturales se extinguen a altas tasas, la ingeniería genética busca desesperadamente contrarrestar el fenómeno, aislando y secuenciando genes o partes de ellos, como una forma de crear bibliotecas genéticas que en cierto sentido satisfagan la predicción de Rifkin. El problema está en que sólo las grandes transnacionales y los países desarrollados tienen empresas del nivel suficiente como para hacer tal tarea. Cuando un biólogo de un país desarrollado viene a Chile y se lleva varias matas de llantén (o unas cuantas hojas) las procesa en su laboratorio, determina los genes importantes, procede a secuenciarlos y luego patenta esas secuencias ¿Ha procedido correctamente? ¿Qué ocurre hoy con el material genético humano? ¿Se transará mañana comercialmente? ¿Deberá someterse la vida a las leyes del mercado?

Literatura recomendada:

 Bergel, S. D. 2000. Inmoral apropiación del material genético humano. Le Monde Diplonmatique. Ed Chile N'4 Diciembre 2000.

 Brown JR., Ye H., Bronson RT., Dikkes P. and Greenberg ME. 1996 A defect in nurturing in mice lacking the inmediate early gene fosB. Cell. (86): 297-309

 Castilla J. C. 1999. La ciencia ecológica y su proyección en la sociedad. Revista Chilena de Historia Natural 72 : 161 - 167.

 Davis B.D. 2000 The Scientist's World. Microbiology & Molecular Biology Review. 64(1):1-12

 Gallagher R and Appenzeller T. 1999 Beyond reductionism. Science 284:79

 Ureta T. 1989 La visión reduccionista de un biólogo de laboratorio. Occidente. XLV, N'333: 22-27

 Wilson E. O. 1980 The morality of the gene. In: Sociobiology. The Abridged Edition. The Belknap Press of Harvard University Press. 366 p. ' '