1.- Aspectos generales,

Existe consenso en que el desempeño del deportista de alto rendimiento pasa por la intervención, en algún grado, de fisiólogos del trabajo físico, profesionales especializados en todas aquellas materias relacionadas con el óptimo funcionamiento del sistema neuro-muscular. Tal es así que, en países destacados por el rendimiento de sus deportistas, se cuenta con Centros de Alto Rendimiento que disponen de infraestructura, profesionales, técnicos y equipamiento para atender las evaluaciones periódicas de los individuos considerados talentos en las diversas disciplinas competitivas.

Se parte por ubicar científicamente jóvenes que reunan aptitud y condición física básica, que calzen en un somatotipo preestablecido para cada deporte, con un seguimiento de la composición corporal y de sus perfiles bioquímicos y fisiológicos ante test ya validados.

Es evidente que toda esta selectiva atención de los deportistas, junto a la asimilación de técnicas y estrategias específicas, más el reforzamiento sicológico, han influenciado positivamente las marcas y rendimientos individuales y colectivos.

En nuestro medio hípico, en cambio, la selección de los reproductores se realiza en mérito a sus propias campañas, o la de sus 'propios hermanos', lo que ha permitido asegurar confiableinente la muestra de velocidad en la mayoría de los ejemplares, no resultando lo mismo para la aptitud de mantener esta velocidad al enfrenar distancias superiores a los 1000 m.

Para ganar resistencia en velocidad (capacidad anaeróbica) es necesario primero incrementar la capacidad aeróbica del ejemplar; es decir, se debe emplear una carga de trabajo de baja velocidad pero de duración superior a una carrera de fondo, en la que el consumo de oxígeno se ubique entre el 50% y 75% del valor máximo (VO2 Max), que en el equino FSC se acerca a los 170 ml/ Kg/minuto, siendo que en reposo no supera los 3 ml/Kg/minuto. Empleando esta velocidad de carrera se aumenta la producción de energía aeróbica y se recurre menos a la energía anaeróbica, la que al ser lactacidémica, predispone a la fatiga muscular.

En términos prácticos, un nivel de velocidad en que la frecuencia cardíaca no supere los 150 latidos por minuto, y la velocidad no exceda de los 11 metros por segundo, crean una adecuada resistencia aeróbica. El tiempo de trabajo y secuencia son muy individuales, obligando a evaluaciones periódicas de la respuesta fisiológica durante el ejercicio y en los minutos que siguen, hasta el momento en que se alcanza la completa vuelta a la condición basal. Para trabajar con esta carga atlética existen en el mercado, similar al Polar(R) para uso humano, el Hippocard(R) para equinos, el que consta de un pequeño transmisor que se ubica debajo de la montura, conectado telemétricamente con un totalizador de frecuencia cardíaca similar a un reloj, con lectura digital muy destacada y fácil de visualizar-, que se ajusta en la muñeca del jinete. Este instrumento permite al operador reeditar la frecuencia cardíaca que haya experimentado el caballo, cada 5 segundos, desde la partida y durante todo el trabajo realizado, incluyendo los minutos posteriores que se desee. Usando este equipo hemos constatado que el incremento de la frecuencia cardíaca -sobre 213 latidos por minuto- durante la carrera, no discrimina entre clasiqueros y perdedores, pero, después de pasar la meta, aparece una significativa mayor velocidad de declinación en los ganadores habituales.

En equinos con pleno entrena­miento competitivo se ha podido comprobar que, a velocidad superior al 75% del VO2 Max. (± 50 Km/h.), la producción de energía por la vía aeróbica se hace insuficiente, creciendo el empleo de energía anaeróbica a niveles en que la producción de ácido láctico excede el nivel de reversibilidad metabólica. Su transporte a intersticio y difusión a sangre determina un exponencial incremento lactatémico, proporcional a las velocidades desarrolladas. El punto en cuanto a carga de velocidad en que se produce este brusco incremento en sangre de las concentraciones de ácido láctico, se llama umbral anaeróbico. Este umbral se desplaza hacia la derecha (ganando en carga de velocidad) en la medida que el entrenamiento aeróbico es asimilado por el equino, pudiendo llegar a ser superior a los 40 km/hora en un F.S. millero o fondista (ver gráfico del umbral anaeróbico en equinos FSC).

Producción promedio de lactatos de tres equinos entrenados sobre un treadmill durante un mes, 5 veces por semana, por 10 mínutos cada vez, y otro grupo sin entrenamiento. El grupo entrenado alcanzó el nivel del umbral anaeróbico con una velocidad mayor de 1 metro por cada segundo de trabajo, respecto a los no entrenados. La velocidad con la que se llega a 4 mMoles/L (V4), esta vez se muestra coincidiendo con el punto de inflexión de ambas curvas de lactatos; en equinos con más entrenamiento, el umbral anaeróbico se ubica por sobre los 600 metros por minuto.

Si bien el nivel de lactatemia muestra, en alguna medida, el grado de participación de la vía glicolítica productora de ácido láctico, debe considerarse mayor la concentración citosólica no obstante el parcial tamponamiento en la propia célula muscular; la baja del pH bloquea la propia vía glicolítica, disminuyendo la disponibilidad de ATP para que las bombas de membranas saquen calcio citosólico, con lo que las sarcómeras fatigadas entran en contractura, perdiendo capacidad de relajación.

La fatiga muscular, junto con provocar contracciones menos intensas y lentas, tiene una grave consecuencia, cual es un estado de contractura persistente que puede originar desgarros en el tejido afectado si es traccionado por un músculo antagonista.

Para ilustrar las consecuencias, basta mencionar que la mayoría de las fracturas carpianas del equino tienen su orígen en la fatiga de los pequeños músculos que mantienen ensamblados los rangos de huesos de esta articulación. Esta situación empeora si se incluye la contractura refleja por contusiones que estimulan la vía propioceptiva hacia la médula espinal, con lo que las motoneuronas también descargan estímulos hacia las fibras musculares (cómo se justifica la aplicación de cloruro de etilo en las zonas contundidas !!).

La clave de un exitoso desempeño hípico resultará altamente dependiente de la asimilación neuro-muscular de una atinado entrenamiento, pudiéndose de paso comprobar que 'el velocista nace pero el fondista se hace'. Con ello se ha deseado también establecer que la heredabilidad de factores influyentes en la capacidad de trabajo físico es notable. Por nombrar algunos: La distribución porcentual de los tres tipos de fibras musculares, es de elevado control genético. Efectivamente, el equino F.S.C. al nacer ya dispone de un predominante porcentaje de fibras de contracción rápida de alta capacidad oxidativa (tipo IIA), y menos del tipo de contracción rápida fatigables (Tipo IIB, que logran energía sólo por la vía glicolítica anaeróbica), agregándose un pequeño porcentaje del tipo 1, de contracción lenta y no fatigables por disponer de una elevada densidad mitocondrial, densidad capilar y mioglobina, y capaces de combustionar variados sustratos. Este tipo de fibras incorporan lactatos producidos por las fibras rápidas, jugando un importante rol en la etapa regenerativa post ejercicio ; de allí la importancia de mantener un largo paseo después de la ducha.

Con el ejercicio muscular repetido se advierte una predisposición a experimentar cambios histoquímicos que favorecen la oxigenación tisular y producción de energía. El VO2 Max. se alcanza a mayor velocidad en los buenos ejemplares, es decir a igual consumo de oxígeno se gana en distancia recorrida. Simultáneamente, el corazón experimenta una mejor adecuación a su función de bomba, apareciendo una hipertrofia ventricular izquierda de tipo excéntrico (gana en grosor de pared y amplitud receptiva de sus cámaras), lo que facilita dar cuenta del elevado retorno venoso en ejercicio.

En el curso del proceso de entrenamiento el tejido pulmonar gana en elasticidad, permitiendo seguir los movimientos de la jaula toráxica en el rápido y sincronizado ritmo ventilatorio de la carrera. Esta elasticidad se pierde con los episodios de sangrado, cuadros broncocontrictivos, neumopatías congestivas, etc.

Como se anticipara, con el entrenamiento crece la densidad mitocondrial de las fibras rápidas tipo IIA (y la batería enzimática que participa en la fosforilación oxidativa), mejorando en ellas la perfusión sanguínea. En relación con este hecho, nos ha llamado la atención que los Criadores de equinos F.S.C. no siempre consideran, en su debida medida, el antecedente de fondismo de la línea materna, no obstante que la heredabilidad mitocondrial (sitio de los procesos oxidativos con mayor producción de energía) proviene sólo del óvulo materno, excluyéndose la participación del aparato mitocondrial del espermio. Por lo tanto, cuando se pretenda obtener productos capaces de un desempeño exitoso en distancias de milla y fondismo, los antecedentes más valiosos estarán ligados a la campaña hípica de abuela y madre; los del potro, para factores no menos importantes, como estructura y temperamento, entre otros.

2.- Significado del perfil lactatémico y glicémico en equinos F.S.C. sometidos a ejercicio maximal.­

Como el requerimiento energético crece simultáneamente con el aumento progresivo de la carga atlética, la energía proporcionada por el ATP preformado y el aportado por el mecanismo del fosfato de creatina sostienen el trabajo muscular durante algunos escasos segundos. Simultáneamente va creciendo el aporte energético generado en la fosforilación oxidativa mitocondrial, pero que a niveles superiores de carga atlética se hace insuficiente, debiéndose recurrir a la glicólisis anaeróbica como fuente subsidiaria de ATP. Esta vía metabólica establece una mayor producción de ácido láctico y protones, que deben ser neutralizados o transportados al intersticio para evitar la acidificación del citosol sarcomeral, que autolimita y compromete la propia vía glicolítica. Efectivamente, la enzima fosfofructokinasa se inhibe a pH cercano a 6, bloqueándose la glicólisis y la producción de ATP por esta vía, predisponiendo a la fatiga de finalización.

Resulta evidente entonces que la capacidad aeróbica crecida con el entrenamiento adecuado, aportando mayor densidad mitocondrial, mejor perfusión sanguínea a músculo, mayor estabilidad enzimática, etc., posterga la aparición de elevadas concentraciones de ácido láctico.

Por otra parte, el ácido láctico producido puede ser parcialmente tamponado por la carnosina (dipéptido de histidina) en el mismo tejido muscular. Estudios de fisiología comparada han confirmado que las concentraciones más elevadas de este tampón de protones se encuentra en los grandes velocistas del mundo animal (Guepardo, 110 Km/h; Quarter Horse, 75 Km/h; Equino F.S.C.,65 Km/h), no obstante aquello, pueden correr a esa velocidad sólo algunos cientos de metros.

Habiéndose confirmado que la disminución del pH muscular y el bloqueo enzimático subyacente determina una importante disminución en el transporte de glucosa desde sangre a músculo, resulta interesante medir glicemia durante un ejercicio (empleando un treadmill),o inmediatamente post ejercicio. Efectivamente, en equinos F.S. post carreras de 1000 ± 200 m, cuanto menos tiempo haya transcurrido desde la finalización del trabajo (menos de 5 minutos), más baja resulta su glicemia respecto al nivel previo en pesebrera. Al respecto, se ha podido comprobar que la caída de la glicemia es significativamente mayor en los ganadores habituales; además, pareciera existir una positiva correlación entre el incremento inicial de la kalemia en ejercicio (efecto α adrenérgico que saca potasio de músculo, hígado y glóbulo rojo) y el estímulo insulínico que gatilla el mayor transporte de glucosa hacia músculo.

Por otra parte, el inicial incremento del potasio plasmático podría favorecer una mayor ventilación pulmonar (crece la sensibilidad del centro respiratorio y cuerpos carotídeaos a la pCO2) e intercambio de gases a nivel alveolar, situación respiratoria fácil de constatar ya en equinos que recién entran a la pista de carrera. Al respecto, investigaciones futuras podrían permitirnos aclarar el rol que cumple la elevada concentración de potasio eritrocítico, y también en músculo, en animales capaces de desarrollar velocidad; comprobable en equinos de carrera y no en el pequeño pony de paseo, también en perro galgo y no en razas de compañía y sedentarios. Tal vez a futuro podamos confirmar la utilidad de este simple test en ejemplares escogidos para pruebas de velocidad.

El diagnóstico científico de la aptitud corredora del equino F.S.C., alcanzará su plenitud en nuestro medio, cuando podamos contar con un treadmill (piso de goma deslizante) de velocidad e inclinación controlables, y los equipos portátiles diseñados para equinos (MetaMAXV), provistos de máscaras con sensores para medir consumo de oxígeno, pO2 y pCO2 del aire ventilado, y otras variables. Así, como en los centros hipológicos europeos, asiáticos, australianos y norteamericanos, estaremos evaluando, muy cerca del caballo en ejercicio, consumo máximo de oxígeno a velocidades crecientes, hasta llegar al VO2Max., umbral anaeróbico, función cardiológica, volúmen plasmático,bioquímica energética, magnitud del estrés oxidativo del ejercicio, metabolismo neuroendocrino e hidro-salino, efecto de suplementación ergogénica, estudios ergonomé­tricos, etc. (ver foto de equino usando un equipo MetaMax-V)

Equino usando un equipo MetaMax-V

Después de haber transcurrido alrededor de 10 minutos de la finalización del ejercicio muscular, todos los caballos presentan la típica curva hiperglicémica (por inhibición simpática sobre células ß del páncreas, y aumentos de cortisol, catecolaminas, glucagon, somatotrofina, etc.).

Resulta interesante verificar en los caballos FSC sometidos a test de velocidad, si reproducen la comprobada mayor velocidad homeostática de los buenos ejemplares equinos. Efectivamente, en los caballos ganadores de clásicos, el regreso a los niveles basales de glicemia se logra en una hora, duplicándose este tiempo en los habitualmente perdedores.

El aumento de la concentración de lactato en sangre representa, en alguna medida, la magnitud de la glicólisis empleada y la eficiencia del saturable mecanismo de cotransporte en membranas para ácido y protones; la glicemia, una información respecto al aporte de este sustrato energético a la glicólisis. Resultaría importante investigar, a través de la cinética de ambas concentraciones, la eficiencia de sus respectivos mecanismos de transporte y reversibilidad metabólica. La velocidad de la declinación de ambas variables energéticas, debiera discriminar entre individuos con distinto grado de entrenamiento físico. Con la misma base, podría también señalar el grado de recuperación de la aptitud física perdida por el reposo obligado de una lesión.

3.- Cambios hematológicos y plasmáticos con el ejercicio.­

La simpaticotonía del ejercicio, mediante un mecanismo α adrenérgico produce una contracción de la musculatura lisa esplénica, vaciando a la circulación general una sangre de elevado hematócrito (VGA80%) - como una verdadera autotransfusión -, lo que se traduce en una mayor capacidad de transporte del oxígeno. Este hecho resulta especialmente importante, toda vez que el principal recurso energético para usar en la carrera debe ser el ATP originado en la fosforilación oxidativa mitocondrial.

En caballos sobre-entrenados se ha podido comprobar una clara tendencia a mostrar hematócritos (VGA) excesivamente altos (cercanos a 70% al terminar su carrera). Esta alteración (policitemia) estaría predisponiendo al sangrado pulmonar en ejercicio, y sobrecargando el trabajo del corazón derecho (un simple fuelle), debido a la hipertensión pulmonar que origina la mayor viscosidad de la sangre. Cabe destacar que el incremento del hematócrito (VGA), por el mecanismo esplénico, se ve aumentado con el paso de agua plasmática hacia el músculo hiperosmótico en ejercicio, y con las pérdidas acuosas por la vía respiratoria y sudoral. Por estas razones, el hematócrito en reposo debiera ser de ± 43% en velocistas y ± 40 en fondistas, que enfrentan una mayor hemoconcentación por la profunda deshidratación sudoral hiperosmótica. Por la misma razón es que en caballos de enduro (carreras de resistencia) el hematócrito ideal debiera ser de ± 38% , lo que se logra genéticamente (menor vida media del eritrocito en la raza árabe), con la expansión del volumen plasmático (elevados niveles de aldosterona), junto a un aumento del agua contenida en el compartimiento transcelular digestivo, por manejo nutricional (mucho heno de alfalfa) y entrenamiento adecuado.

Habitualmente se aprovecha la centrifugación del microhematócrito para leer en refractómetro la concentración de proteínas plasmáticas totales (PPT), que aumenta significativamente por las pérdidas acuosas, pero que revierte por la la efectiva absorción de agua desde el tracto digestivo.

La estimulación de la hormona antidiurética por el ejercicio, al igual que en las células del colector de la nefrona, concentran el contenido de ciego y colon, reabsorbiendo su valioso contenido acuoso.

4.- Conclusiones prácticas.­

- Las muestras de sangre deben obtenerse mediante punción yugular, primero en reposo de pesebrera y luego a los 5-10-15-3060 minutos de haber finalizado la carrera simulada.

- Con una pequeña muestra de sangre yugular se puede determinar la concentración de lactatos venosos, la carga atlética del umbral anaeróbico, glicemia, hematócrito (VGA) y concentración de proteínas plasmáticas totales (PPT).

- Estas cuatro determinaciones pueden ser ejecutadas con equipos portátiles:

Lactatemia con tiras reactivas de química seca, a través de una reacción colorimétrica de lactatooxidasa que transforma el Llactato en ácido pirúvico y lectura final de un compuesto coloreado (azul de molibdeno) en un fotómetro de reflexión Accusport(R) (a 660 nm) (Boheringer Mannheim). El resultado se expresa en mMoles/L.

Glicemia con tiras reactivas Glucostix (R) (Bayer-Diagnóstica), que interactúa la glucosa-oxidasa con la glucosa sanguínea, generándose un cromógeno final de color verde, cuya intensidad se mide en un fotómetro de refracción Glucometer(R). La concentración se expresa en mMoles/L.

PPT con refractómetro de Goldberg y lectura en g/dl.

VGA con microcentrífuga Compur(R) y resultado expresado en % .

- La porcentual homeostásis de lactatemia y glicemia, al cabo de una hora de terminado el test, perfeccionaría el diagnóstico de la aptitud y la carga de trabajo empleada en este atleta.

- La graficación del resultado de estas pruebas en cada ejemplar, y su comparación con las mismas en fechas posteriores, podría entregar una información objetiva y científica, muy superior a la simple estimación de tiempo versus distancia, en la perspectiva de un mejor diagnóstico de la aptitud física de nuestros equinos atletas.

- La necesidad de implementar una evaluación mejorada del trabajo en pista de carrera radica en que con frecuencia los Preparadores obtienen en sus cronómetros tiempos iguales para la misma distancia, en circunstancia que el com­promiso energético y deterioro para lograrlo no ha sido homologable.

En resumen, las espectativas en materia de evaluación de la aptitud atlética de nuestros equinos F.S.C. se muestran muy buenas, especialmente porque tenemos muy claro el qué y cómo hacerlo.