Los nutrientes requeridos por los peces para crecimiento, reproducción, y otras funciones fisiológicas son semejantes a aquellos requeridos por las especies terrestres. Los peces necesitan consumir proteína, minerales, vitaminas y fuentes energéticas. Los nutrientes pueden venir desde fuentes acuáticas naturales o de dietas preparadas. Sí los peces son mantenidos en confinamiento, como estanques, 'raceways', balsas jaula, entre otros, donde los alimentos naturales son prácticamente inexistentes, sus dietas deberán ser nutricionalmente completas. Sin embargo, donde exista disponibilidad de alimentos naturales y las dietas complementarias son para favorecer un crecimiento adicional, éstas no necesitan aportar todos los nutrientes esenciales.

Los requerimientos nutricionales no varían significativamente entre las distintas especies. Algunas excepciones son las necesidades de ácidos grasos y por otra parte, las diferentes capacidades para digerir carbohidratos.

Las dietas para peces tienen en general un mayor contenido de proteína que la entregada a pollos o cerdos. Una dieta inicial para truchas puede llegar a contener un porcentaje de proteína tan elevado como 55% para posteriormente bajar a 45-40%, o incluso a niveles de 30-35%, para trucha tipo 'pan size' como ha sido demostrado localmente ; en cambio las dietas de broiler comienzan con 23% para llegar a 19-18% al final de la crianza ; en los cerdos llega a un nivel de 12% durante el período de engorda.

Los peces requieren de los mismos 10 aminoácidos dietéticamente esenciales que los animales de sangre caliente. Exceptuando la arginina, la cual los peces sintetizan en forma muy limitada si se les compara con los cerdos, los requerimientos de los peces son relativamente semejantes a la de otros animales.

En general, los salmónidos utilizan mejor como fuente de proteína, y consecuentemente de aminoácidos, los alimentos concentrados proteínicos de origen animal que aquellos de origen vegetal, lo que los distingue por ejemplo del pezgato (catfish), aunque estos últimos, mejoran sus rendimientos productivos cuando un recurso como el afrecho de soja es reemplazado por harina de carne o harina de pescado.

Una de las diferencias nutritivas mas sorprendentes, entre los animales de interés pecuario terrestres - aves y mamíferos - y los peces, es que la cantidad de energía requerida para sintetizar proteína es mucho menor en peces que en animales de sangre caliente (Cuadro 1).

ENERGÍA REQUERIDA PARA LA SÍNTESIS DE PROTEÍNA POR PECES Y ANIMALES DE SANGRE CALIENTE

ESPECIE

PROTEÍNA DIETA %

ENERGÍA METABOLIZABLE KCAL/KG

PROTEÍNA GANADA G/EM INGERIDA MCAL.

Catfish

32

2,9

47

Broiler

20

2,9

23

Cerdos

16

3,1

9

Novillo

11

2,6

6

Los peces tienen menores necesidades energéticas porque gastan menos energía para mantener su posición y moverse en un medio acuático que los animales de sangre caliente terrestres. Además, como excretan la mayor parte de sus residuos nitrogenados como amoniaco en lugar de ácido úrico (aves) o urea (mamíferos), pierden de este modo menos energía en el catabolismo de las proteínas y en la excreción de sus residuos. Así el requerimiento energético de mantención y el incremento calórico son inferiores para los peces que en los animales terrestres. Algunos ubican la pérdida de energía por incremento calórico en peces, como equivalente a 5% de la energía metabolizable cifra que puede elevarse a 30% en mamíferos.

Los peces utilizan los aminoácidos y ácidos grasos como buenas fuentes de energía. Los peces de aguas templadas (carpa-pezgato) aprovechan mas eficientemente los carbohidratos que los de aguas frías, como los salmónidos. Así, la energía bruta del almidón crudo sólo es digerida en un 20% por la trucha en comparación al 60% observado en un pezgato.

Con respecto a las necesidades de ácidos grasos, los peces requieren en sus dietas omega-3, que en el caso de los salmónidos pueden representar un 1% de la dieta. Los peces de aguas templadas necesitan también estos ácidos grasos pero parecen ser menos sensibles a su posible deficiencia. Una de las razones del porque los peces, especialmente los salmónidos, requieren preferentemente omega-3 en lugar de omega-6 es que los primeros por su mayor grado de insaturación le confieren a los fosfolípidos de las membranas, de los cuales ellos forman parte, un mayor grado de flexibilidad y permeabilidad a bajas temperaturas. Sin embargo, nutricionalmente estos ácidos grasos adquieren la relevancia que poseen por el simple hecho que los peces al igual que los mamíferos no pueden biosintetizarlos, consecuentemente se transforman en nutrientes dietéticamente esenciales. Bajo condiciones de vida silvestre, los peces obtienen estos metabolitos de la captura de presas naturales.

De las vitaminas, la C es un nutriente crítico en la dieta para los peces, por la incapacidad que tienen éstos de sintetizarla, lo que no ocurre con la mayoría de los animales terrestres. Los efectos de la deficiencia de ácido ascórbico en peces son bien conocidas y se caracterizan por crecimiento reducido, deformidades esqueléticas (escoliosis-lordosis), menor resistencia a las infecciones, entre otras.

Las restantes vitaminas también son corrientemente incorporadas en las dietas comerciales. Se reconocen como signos comunes de deficiencias vitamínicas en los peces, reducción del consumo de alimento y disminución de la tasa de crecimiento.

Los peces pueden obtener minerales desde el agua a través de las branquias o, en el caso de los peces que viven en el mar del agua de bebida por absorción desde el intestino. Los peces pueden satisfacer casi todo su requerimiento de calcio del agua y en el mar, también parte de sus necesidades nutricionales en fierro, magnesio, potasio, cloro, sodio y zinc. Con respecto al fósforo, la trucha, pez con estómago verdadero, en comparación con la carpa que no posee un estómago ácido, puede digerir hasta un 74% del fósforo contenido en la harina de pescado mientras la carpa lo hace sólo en un 20% ; sin embargo, ambos digieren un 94% del fósforo contenido en el fosfato monocálcico.